La santidad de los profetas tuertos
- Eric García Valladares
- hace 3 días
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En la entrevista de trabajo, el empleador le dice a un prospecto “…olvida todo lo que aprendiste en la universidad porque al trabajar aquí, no lo necesitaras…” El prospecto le responde “…Señor.. no terminé la universidad…” A lo que el empleador contesta “…lo siento, entonces no estás calificado para el empleo…”

¿Te suena familiar? En ocasiones las personas que diseñan los perfiles para reclutar a sus empleados, colocan en sus convocatorias una serie de requisitos muy peculiares como conocimientos, habilidades, certificaciones, manejo de software especializado, tiempo de experiencia, idiomas y múltiples habilidades blandas. Cuando por fin alguien reúne tales requerimientos y va a hacer su entrevista, le dicen que está sobrecalificado. ¿Y entonces? ¿Era broma o qué? Al final contratan a alguien que no cumple con todo, pero aquello que sí cumple, puede ser negociado para tener un balance entre precio, competencia y pertinencia. Y como bien decía el español Gabriel Ginebra “Las empresas te contratan por tu competencia y te despedirán por tu incompetencia” (Ginebra, 2010) Y entonces quieren poner a un matemático con personalidad colérica a dirigir un grupo de investigadores de mercado, para una compañía especializada en cuidados geriátricos. ¿En cuánto tiempo consideras que su incompetencia en la empatía y su irascibilidad, superarán sus habilidades matemáticas? No quiero ni generalizar, ni sensacionalizar. Hay expertos que configuran sus recursos humanos de forma por demás armónica y funcionan a la perfección. Pero ni los pocos son inofensivos, ni los muchos son tan efectivos.
¿Qué les estamos enseñando a los jóvenes estudiantes? ¿Cómo se actualizan los contenidos para darles una visión realmente contextualizada? Hay algunas preguntas que no han sido contestadas, algunas más a las que se les ha dado una respuesta incorrecta o con una realidad maquillada y otras más que nunca se han hecho. Por ejemplo: cada que se hace una encuesta, un diagnóstico o una consulta de mercado para determinar si la oferta académica corresponde a la demanda de especialización existente en el mercado laboral, algunas de las preguntas son: ¿realmente nuestra oferta académica obedece a una demanda empresarial actualizada u obedece a la tendencia en las preferencias generacionales? ¿Cómo distinguimos la vigencia de una competencia laboral? ¿Cuándo hacer ajustes en los contenidos y en las formas de presentarlos para asegurar su pertinencia según las necesidades laborales? ¿Cómo evaluamos su pertinencia?¿Hemos hecho la consulta apropiada o le hemos preguntado a las industrias respecto a su realidad laboral? ¿Qué métodos estoy utilizando y con que detalle estoy desarrollando los instrumentos disponibles? ¿Damos un seguimiento post graduación que nos revele el tiempo de colocación en el sector productivo de su especialización o el índice de alumnos que se dedican a algo diferente? De ser así ¿Hemos socializado y valorado los resultados? Con esas evaluaciones ¿Hemos realizado los ajustes necesarios para corregir el rumbo? ¿Hemos definido una estrategia para conseguir cambiar dicha realidad?
Y en el sector educativo ¿Cuáles son las demandas de personal especializado? Obvio la parte administrativa requiere de personal calificado en el manejo empresarial, pero la escuela requiere docentes audaces, ya que de ahí depende que sea efectiva o no la formación del alumno. Y nos encontramos con una cantidad importante de maestros normalistas, pero también encontramos Ingenieros, licenciados en administración, derecho, psicología o hasta trabajo social, dando clases sin la formación docente “necesaria”, pero con todo el conocimiento en su asignatura.
Y aquí viene a colación un concepto interesante llamado “endogamia académica”. Aquellas instituciones educativasque contratan a sus egresados como profesores, lo cual limita ciertas condiciones de perspectiva, reduce la diversidad e incide en toma de decisiones con incertidumbre pues se mueven en un terreno seguro. Ese candado a la diversidad,limita las posibilidades de ingreso a personas que han tomado su experiencia de otras áreas de aplicación.
Hagamos una comunidad participativa. Involúcrate en la escuela de tus hijos aportando ideas, perspectivas. La mano de obra para pintar bancas y patios es buena, pero es una mínima parte de la participación efectiva. Enséñale a tu hijo a ser cumplido, limpio, honesto, respetuoso y colaborativo. Si eres docente, enseña a enseñar, busca como encender la flama en tus alumnos. Rétalos con elementos desafiantes, novedosos y con valor social. Si eres estudiante aprende a aprender. Una vez que logres esto, podrás adquirir cualquier tipo de conocimiento. Identifica tus áreas de interés y determina un objetivo medible que te revele tu avance.
El ejercicio de construir el perfil del recluta, es un proceso en el que intervienen diferentes actores y diferentes variables que al final definen idealmente al prospecto y lo hacen a través de la imaginación profética de un modelo ideal de profesionista. Se erigen como los dueños de un criterio infalible en la búsqueda de talentos. En ocasiones a ciegas en otras más con un solo ojo. Así que nuestros egresados quedarán a merced de la santidad de los profetas tuertos.
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