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Eric García Valladares

Ofensivo no, inofensivo menos


Bienvenidos y bienvenidas, damas, caballeros, y demás estimados asistentes, quienes hoy nos acompañan con su novio, con su novia, o con la pareja con la cual, el cual o los cuales comparten afectos, efectos y finanzas. Tenemos la sana intención de entretenerlos y entretenerlas con nuestro ejercicio literario, es por ello que hemos hecho un toughtshower (antes brain storming) para elegir las palabras adecuadas para deleite de ustedes o reducción de la molestia en ustedes.

Así como seleccionamos las palabras para mejorar nuestro mensaje diciendo “en la calidez de tu presencia, se me ha borrado tu ausencia”. En lugar de sólo decir “¡Qué gusto verte!” Así también seleccionamos palabras evitando sonar ofensivos. Y aquí viene un hecho tan interesante como complejo, porque la intención es no ser ofensivo, pero a su vez, la intención no es ser inofensivo. Cuando estamos dispuesto a moderar nuestro lenguaje para evitar ofender, podemos dejar de lado palabras altisonantes, pero no podemos dejar de lado el mensaje principal.Lo políticamente correcto, debe dejar de ser politizado correctamente.

Vamos a tratar de poner un ejemplo. Imagina por favor que tu vecino ha dejado en más de tres ocasiones que su mascota deje sus heces en tu jardín, sin el mayor asomo de consideración para ti. Prudente será que hagas algo al respecto, aún y cuando el vecino lleva cinco semanas sin empleo. Lo que intentaras evitar es que tus emociones secuestren tu amígdala cerebral y termines siendo agresivo, ofensivo, hiriente y tomes como pretexto que “la gente desempleada siempre quiere abusar de su situación para excusar su conducta”. Eso estaría completamente fuera de lugar. Sin embargo, el hecho no cambia, se está cometiendo un abuso y es pertinente y hasta necesario solicitar la reparación del daño y exigir se tomen acciones para evitar que vuelva a suceder. La diferencia principal estriba en adoptar una postura de conciliación diplomática frontal, que le indique al vecino el respeto que tienes por su persona, pero muestras tu incomodidad por su indiferencia antes los hechos en cuestión.

Cuando en tus principios esta la búsqueda de la verdad, el bien y la belleza, es probable que te encuentres en situaciones donde alguna o todas ellas, hayan sido relegadas por las dinámicas sociales. Como en los contextos musicales donde ahora la visión poética es una accidentada rima sin métrica, sin congruencia, sin decoro, creadas por personas provocadoras con palabras provocativas para los consumidores de contenido.  En éste ámbito donde se disfrazan las intenciones comerciales (las ganancias son de varios ceros) con cortinas morales (como el derecho a la libertad de expresión), se pierde el bienestar común y se privilegia el consumo de productos populares, aún y cuando su comercialización NO represente crecimiento alguno para quienes invierten en tales productos. Se decía que “el disco es cultura”, y tomando en consideración que la cultura es un conjunto de características específicas de una determinada población en una determinada región, pues entonces lo que hacemos es globalizar la forma anodina de apreciar la belleza y la pertinencia.

Los seres humanos no llegamos lejos haciendo lo mismo todos los días. Llegamos lejos gracias a cada pionero en los diferentes ámbitos de especialización. Su espíritu aventurero y su denodada curiosidad. Crecimos gracias a las formas de asociación y establecimiento de jerarquías dentro de la estructura social. Estableciendo criterios de convivencia y haciendo respetar esos criterios mediante métodoslargamente revisados, y controles administrativos. Es cierto, muchos de esos controles quedaron obsoletos hace mucho y otros más nunca debieron haberse establecido, lo reconozco, pero los extremos sólo nos conducen a un escenario diferente, aunque no sea mejor.

La corrección política que pretende no ofender, ha invocado, en ese noble afán, a que más y más personas se erijan como defensoras de causas idealistas, que se sienten ofendidas. El tema es que en ocasiones no siempre es que hayan descubierto algo ofensivo, algo de lo que nadie más veía (aunque si hay muchos casos así), sino que suelen ser elementos que carecen de un sólido soporte argumentativo y se escudan en que hay derechos elementales como creer lo que uno quiera creer. Eso no está mal del todo. Cada quien defenderá aquello en lo que cree, su equipo deportivo, su religión o su partido político. Sin embargo, hablamos ahora de obligar a las demás personas a modificar su discurso, adaptar la narrativa, para que en ningún momento se ofendan sus ideales. Y no solamente eso, porque ha existido toda la vida. Ahora hay una condición de estado que nos sanciona por incurrir en prácticas donde el otro se siente ofendido.

Establezcamos una postura basada en principios naturales y adoptemos una conducta que favorezca la convivencia social y no el abuso y manipulación de los demás para beneficio mío. La violencia no es un camino para las soluciones duraderas. Cuando los abusos se presenten, me verás alzar la voz y perseguir el orden social. Pero el hecho que no sea agresivo, no significa que renuncie a ser beligerante. Es decir, soy razonable y considerado, pero tenaz y enfático. Mi proceder: ofensivo no, inofensivo menos.Email: nem.docente@gmail.com

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