Hoy vengo a compartirles un texto con sabor, claro con sabor oaxaqueño, en específico sobre las tlayudas.
Si de gastronomía oaxaqueña hablamos las tlayudas es sin duda un platillo que no debe faltar ya que con ella arrastra años de historia.
La tlayuda es una tortilla de maíz nixtamalizada, que provine del náhuatl “taló-li” que significa: maíz desgranado, más “uda” que es abundancia.
Su existencia se remonta a varias décadas atrás; sin embargo, hace un par de años antes, en el poblado de San Antonio de la Cal, se comenzó a llevar a cabo su producción de manera comercial volviéndola su principal fuente de ingresos. Es por eso que se considerada la cuna de la tlayuda.
Lo que las hace sobresalir de una tortilla común en el estado es su gran tamaño con un diámetro aproximadamente de 50 cm. Por supuesto que su sabor es totalmente diferente y consistencia.
Para elaborarlas se necesita del nixtamal, que es un proceso a base de agua, maíz y cal de vital importancia para obtener el maíz nixtamalizado para después molerlo, darle forma con las manos y coserlas en grandes cíñales de barro con leña. Cabe resaltar que este trabajo es realizado exclusivamente por mujeres principales herederas de las técnicas artesanales de sus antepasados, para lograr con sus propias manos una tortilla de gran tamaño y perfección en la forma.
Una vez lista, la tortilla la llevan a los mercados para su venta, el precio puede variar entre los seis y diez pesos, para quienes las prefieren solas como una tortilla más; aunque lo más común es comerla como todo un platillo que encontrarás en cualquier esquina de los valles, que por tradición está compuesta por asiento (grasa de cerdo) frijoles, quesillo, tomate, lechuga y el emblemático tasajo y se colocan en las brasas a dorar un poco para disfrutar de lo crujiente podría decirse en cada mordida.
Hace un par de meses este platillo ganó una gran popularidad al coronarse como la mejor comida callejera de Latinoamérica en una encuesta realizada en redes sociales y también forma parte de los platillos declarados patrimonio cultural inmaterial por la UNESCO.
Sin duda es un pretexto más para visitar el estado cuando podamos volver a salir y no seguir perdiendo la oportunidad de probar este manjar.
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