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Eric García Valladares

TIEMperamento

La vida pasa volando. Es una de las expresiones más elocuentes y escuchadas en cualquier circunstancia. Alguna vez leí respecto a ello y se decía que es una cuestión proporcional. Es decir, cuando un pequeño de nueve años se refiere al día en que concluyó su formación preescolar, lo hace con expresiones como “uuff hace tanto tiempo que ya ni me acuerdo”. En cambio, cuando la mamá, quien tiene treinta y tres años, hace referencia a ese día usa expresiones como “parece que fue ayer que salió del kínder”. Para el niño, ese lapso de tres años representa una tercera parte de su vida y para la mamá representa la décima parte. Por eso para las personas de la tercera edad el tiempo toma una relevancia distinta por la manera en como alcanza a percibir el paso de los años. Tu abuelita siempre estará feliz de verte porque aún y cuando tu sientas que estos últimos diez años has estado ausente, cuando ella te vea dirá “aquí está otra vez mi tesoro”. Y mejor aún, deberás sentirte doblemente afortunado cuando tu abuelito o abuelita digan “hace mucho que ya quería verte” y apenas hayan pasado unos meses, porque eso significa que realmente tu presencia es muy valorada.

Hay ocasiones en que en materia de tiempo nos contradecimos. Y esto es porque no en todas las ocasiones funciona la misma receta. Por ejemplo, decir que “el tiempo lo cura todo” sugiere que dejemos pasar un poco de tiempo para evaluar los resultados a lo largo de un determinado número de días o semanas para establecer si ha habido un cambio que favorezca o aporte al objetivo que se persigue; sugiere que cuentes hasta diez para dar un espacio, a la potencia emocional, de regularse, de voltear hacia otra perspectiva antes de tomar acción con un criterio miope provocado por la carga de neurotransmisores. Del otro lado están consejos como “en caliente, ni se siente” o “no dejes para mañana lo que puedes hacer el día de hoy”. Y enunciados como este son muy válidos cuando los recursos son perecederos. Cuando la renovación tomará demasiado tiempo y es posible que las oportunidades de ese momento en particular ya no estén vigentes para después.

Para aplicar el criterio de esperar o el criterio de actuar de inmediato, será necesario tener claridad en nuestros principios, en aquellos elementos que son realmente relevantes en nuestra vida. Porque de ello dependerá saber esperar aun cuando estén por concluir las vigencias de las oportunidades que se encuentran frente a nosotros. Tus principios permitirán aplicar el mejor criterio porque tus principios salvaguardan lo mejor de ti y serás capaz de identificar, generar o atraer nuevas oportunidades. La postergación de la recompensa es una de las mejores formas para construir el carácter de las personas. Cuando en tus principios habite el respeto, la consideración, la empatía, sabrás exactamente cuándo NO dejar pasar la oportunidad de agradecer, esos temas NO pueden esperar. Sabrás que no debes dejar para después situaciones para ofrecer tu ayuda o pedir ayuda, ya que independientemente del resultado, esa dinámica es generadora de confianza, de vínculos afectivos más sólidos.

¿Alguna vez has sentido que con el paso del tiempo los valores y principios se han modificado? En el pasado los padres levantaban temprano a sus hijos y tenían actividades para ellos y si no las tenían las encontraban, porque ellos decían que “siempre hay cosas por hacer”. Esa rutina de levantarse temprano generaba altos beneficios en la estructura de la toma de decisiones, en el proceso atencional, en la recuperación de saberes previos, en el aprovechamiento del ciclo circadiano. Las generaciones de padres que en la actualidad están formando hijos e hijas, toman en consideración su propio cansancio y fallan en determinar con antelación las actividades para los infantes, incluso hay quienes modifican el tiempo dedicado a una tarea, reducen el número de tareas, regulan la intensidad de la tarea y son complacientes con el cotejo de la tarea solicitada diciendo “lo importante es que lo intentó”.


El tiempo siempre estará ahí para nosotros, y para las oportunidades. La visión de futuro que define la mayor parte de nuestras actividades y define nuestra toma de decisiones, siempre deberá estar acompañada de los principios que se rigen por leyes naturales y no aquellos que se rigen por apreciaciones o modelos sociales. La proporcionalidad del tiempo tendrá su importancia en la clara aplicación de la verdad, la belleza y la justicia, pues de ello dependerá que se haya actuado con prontitud o con prudencia, sin dañar a otras personas para conseguir nuestros objetivos, sin mermar las amistades para elevar la apreciación de nuestro desempeño, sin olvidar que las ciencias del amor aplicadas en el arte de la convivencia, evitan abusos y consolidan lazos duraderos.

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