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Somos unos niños jugando a ser adultos Luis Enrique Leyva Tapia

Tal parece que estoy señalando una tendencia en la sociedad actual en la que los adultos parecen estar jugando a ser niños o manteniendo una personalidad infantil, mientras que los niños pueden estar experimentando una infancia reprimida.

Esta situación puede deberse a una serie de factores sociales, culturales y tecnológicos que han influido en la forma en que las personas se comportan y se relacionan entre sí. Permíteme explorar algunos posibles factores que podrían contribuir a esta dinámica:

1. Influencia de la cultura y los medios de comunicación: La cultura actual puede enfocarse mucho en la juventud y la idea de la eterna juventud. Los medios de comunicación a menudo promueven la idea de que ser joven es lo ideal y se asocia con la diversión y la libertad. Esto puede llevar a que los adultos se sientan presionados para mantener una personalidad juvenil.

2. Estrés y responsabilidades: Vivir en una sociedad cada vez más competitiva y exigente puede generar una carga considerable de estrés y responsabilidades en los adultos. Algunos pueden buscar escapar de esta presión a través de comportamientos que les recuerden su infancia y les proporcionen un alivio momentáneo.

3. Tecnología y redes sociales: El auge de la tecnología y las redes sociales ha llevado a un aumento en la distracción y la falta de atención. Los adultos pueden verse influenciados por las tendencias virales y los contenidos que apelan a una mentalidad más infantil. Al mismo tiempo, los niños pueden estar expuestos a una presión temprana para ser "adultos" en línea, lo que podría afectar su experiencia de la infancia.

4. Cambios en la estructura familiar: En algunas situaciones, los cambios en las dinámicas familiares pueden resultar en una infancia reprimida. Por ejemplo, si los padres tienen horarios de trabajo agitados o están ausentes, los niños pueden no tener suficiente tiempo para jugar y disfrutar de su infancia plenamente.

Es importante tener en cuenta que estas son generalizaciones y que cada individuo y situación es única. No todos los adultos juegan a ser niños ni todos los niños experimentan una infancia reprimida. Sin embargo, la observación que mencionaste puede reflejar una tendencia en la sociedad contemporánea.

Es crucial abordar estos problemas y encontrar un equilibrio saludable entre la diversión y la responsabilidad, tanto para los adultos como para los niños, para promover un desarrollo adecuado en todas las etapas de la vida.

Esto, duramente relacionados con la dificultad que tenemos para madurar. La dificultad para madurar o fingir madurar en algunos adultos puede estar relacionada con varios factores. A continuación, te presento algunas posibles explicaciones:

1. Experiencias de la infancia: Las experiencias de la infancia pueden tener un impacto significativo en el desarrollo emocional y psicológico de una persona. Si alguien ha experimentado traumas, carencias afectivas o falta de modelos de roles adultos positivos durante su infancia, es posible que tenga dificultades para desarrollar habilidades de madurez emocional y social.

2. Miedo al cambio y a la responsabilidad: A medida que las personas crecen, se enfrentan a nuevas responsabilidades y expectativas en diferentes áreas de la vida, como el trabajo, las relaciones y las finanzas. Algunos adultos pueden experimentar miedo al cambio y resistirse a asumir responsabilidades más adultas debido a la incertidumbre, el temor al fracaso o la falta de confianza en sí mismos.

3. Presiones sociales y culturales: La sociedad y la cultura pueden influir en las expectativas y los roles que se les asignan a los adultos. Algunas culturas pueden valorar la juventud y la espontaneidad, lo que puede generar una resistencia a madurar. Además, las presiones sociales, como la comparación con otros o la búsqueda de la aprobación de los demás, pueden dificultar el proceso de maduración.

4. Falta de habilidades de afrontamiento: Algunos adultos pueden carecer de habilidades efectivas de afrontamiento para lidiar con el estrés, las emociones negativas o los desafíos de la vida. En lugar de enfrentar y superar estos desafíos de manera madura, pueden recurrir a comportamientos infantiles o evasivos como una forma de escape o protección.

5. Comodidad y familiaridad: Para algunas personas, mantener una personalidad infantil o evitar la madurez puede brindarles una sensación de comodidad y familiaridad. Puede haber un miedo subconsciente a enfrentar lo desconocido y a abandonar la familiaridad de la infancia.

Es importante tener en cuenta que estas son solo posibles explicaciones y que cada persona es única. No todas las personas tienen dificultades para madurar, y algunas pueden experimentar madurez en diferentes áreas de sus vidas mientras luchan en otras.


Superar estas dificultades requerirá un trabajo personal, la búsqueda de apoyo emocional y, en algunos casos, la ayuda de profesionales de la salud mental.

Al finalizar esto, cuanto nos cuesta a quienes somos de la generación que nacimos entre 1900 y el año 2000 el entender que ya no somos niños o que nuestro niño interior creció tanto que ya no podemos analizar el cambio social y el rol que nos corresponde, puesto que como me pasó cuando vi “Los Increíbles 2” había más “adultos” que niños, pensemos que es lo que realmente somos o nos hacemos.


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