Acepto que no es el tamaño de tus dedos los que me llevan a la gloria, sino el amor con el que me tocas y el dulce ritmo que aprendiste en otra cama lo que me hace sentir placer.
Se que en otras profundidades y aromas te volviste experta y no me importa,
mientras termines conmigo.
¿Cuántas bocas habrás probado hasta llegar a mí, a mi aliento y a mi sed?
¿Cuántos inviernos convertiste en infierno para ahora sentir que me derrito en el místico fuego?
¿Cuántos orgasmos habrás provocado con esa boca inquieta que juega con mi almendra?
¿En cuántas pieles habrás dejado la marca de tu lujuria?
Y te prometo que no pienso en sus nombres, sus formas o sus caricias.
Ahora que estás aquí, mostrándome tu impecable capacidad para el amor, solo pienso en el tiempo perdido.
¡Cuánto no pudimos hacer!
Ven, lucharemos hasta cansarnos,
hasta que se nos olvide dónde hemos estado.
Comments