Me fallaste Benedetti,
te di toda mi confianza,
y tus tácticas y estrategias
al amor le vinieron guangas.
Busqué refugio en Sabines,
llorando y con el alma abierta,
me miró compasivo y susurró:
el amor es la prorroga perpetua.
Dando tumbos entre versos
encontré a Neruda en el camino,
le pedí respuestas y me dijo:
es tan corto el amor y tan largo el olvido.
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