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  • David GaMa

Papá Gobierno nos debe todo.


Son tiempos electoreros en mi estado, son tiempos de promesas huecas. “Prometer hasta meter, ya metido tenga lo prometido” decía la Señora Presidenta en la obra de teatro de mediados de los 90’s. Se puede apreciar cómo la gente se mueve, gente escuchando promesas, gente esperando resultados, gente tratando de convencer a más gente, gente esperando sacar provecho, gente devorando las ilusiones y necesidades de más gente… pero ¿es la “gente” la victima en todo esto o quizá sea la “gente” la causa de que la política en este país sea un asco?


Desde siempre se le han atribuido adjetivos despectivos a la antiquísima “clase política” de este país; se le trata como si fueran de otro planeta, otra raza, diferentes, de un origen ajeno a la “raza de a pie”, pero ¿qué tan cierto es esto?


Mientras la democracia siga siendo el método por el cual los gobernantes y burócratas se eligen, nosotros seguiremos siendo los culpables de que esta gente quede en esos puestos. ¿La democracia es viable en un país donde el voto de un analfabeto, fácil de doblegar, vale lo mismo que el de un filósofo estoico?


Conozco muchas personas, hambrientas de dinero o de poder, que se vuelven mercenarios a la hora de ejercer su voto, simplemente no les importa quienes sean las personas que son electas siempre y cuando les den algo, lo que sea, pero que sea más de lo que le dio el contendiente anterior. Y si bien les va, si idolatran lo suficiente a algún actor político, pueden competir ellos también por algún puesto cercano a la fuente de poder temporal en alguna silla dentro del palacio municipal. Nada les importa ni nadie, solo el dinero.



Estas personas llegan así a un puesto de escritorio, tomando decisiones con las menudencias en vez de darle la oportunidad a un “tecnócrata” que sepa de qué trata el trabajo, compadrazgo; el resultado? Gente tomando decisiones comprometidas con favores que se les imponen, ausentes de poder tomar acciones donde se debe o donde hagan mas falta.


Mi país es culpable de su propia suerte. Su gente es la causa de su perdición. Siempre culpando al otro, culpando a sus “superiores” por ser los responsables de que nada les falte… como si ellos mismos fueran ausentes de sus propias consecuencias, de las consecuencias de sus actos y decisiones. Nadie va a venir a salvarnos, nadie tiene la responsabilidad de hacer lo que nos corresponde por obligación, la única obligación que tenemos, el hacer lo necesario para ser plenos y felices.


Papa gobierno no nos debe nada, gobierno no es nuestro papa, ni siquiera es nuestro pariente, no ve por nosotros dado que no es su obligación, Gobierno es un sistema de herramientas que ve por el buen uso de nuestros impuestos y que DEBE tomar las mejores acciones donde más se necesiten, donde realmente hagan falta.


Se nos ha olvidado que como civiles tenemos obligaciones políticas también, como observadores, como actores, como consejeros; tenemos derecho de pedir cuentas claras y de exigir resultados a las promesas que siempre nos hacen, promesas increíblemente ilusas que cada que se ejerce el sufragio sacan como si se tratara de canciones de Amanda Miguel para el 10 de mayo. Y ahí estamos, escuchando esos jingles pegajosos que se inventan junto con toda esa parafernalia solo para decir que están haciendo campaña, porque solo es para eso, para llenar el presupuesto que deben gastarse… nadie en su sano juicio cree en esas promesas y ese es el problema, que el “sano juicio” así como el “sentido común” son muy escasos entre individuos con mucha necesidad o deseo de poder…


El poder corrompe y nosotros somos amantes de darle el poder absoluto a quien más nos prometa el “deus ex machina” que nos resuelva todo sin poner nada de nuestra parte más que nuestra absoluta devoción, como si las cosas se resolvieran solo por desearlo. Hemos creado los demonios que hoy nos atormentan y no solo nosotros, nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros antepasados; años de la comodidad de culpar a “papa gobierno” porque no demuestra resultados utópicos, pero a la hora de votar el pueblo, en su mayoría, se fue por quien le ofreciera algo a cambio de su decisión, o peor aún, como se puede ver últimamente, la mayoría del pueblo se ve completamente desvinculado de siquiera votar y ejercer su derecho de opinar… Votaciones donde el ausentismo fue el vencedor, demostrando asi que la gente o no cree que exista un cambio o simplemente ya se dio por vencida y acepta su condena en forma de monedas.


Por eso a Sócrates no le figuraba la Democracia y eso que en su tiempo la democracia realmente era una obligación del pueblo, no un derecho…


¿Qué pensaría Sócrates de nuestra democracia?


“Ni los reyes ni los gobernantes llevan el cetro, sino los que saben mandar”

“Dejad que quien vaya a mover el mundo primero se mueva él mismo”


Sócrates.


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