Este 2020, nos ha sorprendido a todos en formas que jamás hubiésemos imaginado, desde la famosísima y ya bastante comentada pandemia, hasta los ataques agravantes que se suscitaron en países alrededor del mundo, nos han dejado sabores amargos y uno que otro aprendizaje nuevo.
Para muchos (incluyéndome), este periodo de soledad permitió el replantearse aspectos que tenían guardados en un baúl al fondo de su memoria, se buscaron nuevas formas de encaminar el rumbo de la vida de cada cual; porque si o si el salir y comerse el mundo no sería una opción, sino más bien un mantra, de ahí que de poco en poco se fueron modificando costumbres y hábitos.
Entonces, establecido ya que el mundo cambio a la par nuestra, el procrear para algunos se convirtió en una decisión que no se podía tomar a la ligera.
Nunca me he considerado feminista y a decir verdad pienso que las decisiones que este grupo ha tomado para defender los derechos de la mujer no han sido del todo acertadas, pero al menos con en lo que respecta a la defensa por decidir en procrear o no, me declaro abiertamente a favor del aborto, ¿por qué?, porque las mujeres tenemos el derecho a tener o no descendencia o bien a inclinarnos en eliminar por completo la posibilidad de ser madre.
Está pandemia, concrete a un más esta postura, porque yo al igual que muchas mujeres alrededor del mundo, fui condicionada a ser amada por no inclinarme a darle un hijo a alguien y viví lo que en varias películas, telenovelas, cuento de casos de la vida real o como quieran llamarle observe y para mi sorpresa ese sentimiento de desasosiego que los actores transmitían, lo sentí en carne propia.
Repasando entonces mi escena tele novelesca, se torna transparente un rubro trascendental: “definir una relación obligando a la contraparte a que te dé un hijo, es la mayor ofensa que existe en el mundo”, como mujeres nos distinguimos por más que ser un medio para dar vida, créanme, somos mucho más que eso, luchamos, trabajamos y día con día pese a los múltiples obstáculos que existen abrimos paso para otras chicas que también desean llegar alto.
¿Presión social por formar una familia?, en pleno siglo XX, habríamos de redefinir la palabra “familia”, porque un lazo sanguíneo no siempre asegura que el individuo sea leal o apegado a nuestros valores y mucho menos se puede tener la certeza de que este responda por nosotros en momentos complicados.
Como seres sociales, buscamos y nos apegamos a todo aquello que es a fin a nuestras creencias, esto nos complementa y deja que admitamos que hay nuevas formas de hacer las cosas, el camino jamás sigue siendo el mismo y es por esto que el tener un hijo no te comprara el boleto para no envejecer solo o bien hará que tus amigos/conocidos te inviten a sus eventos familiares.
Tener en tus manos las herramientas para moldear a un ser humano, conlleva una responsabilidad mucho mayor de lo que cualquiera pudiera pensar y se ha de retomar el concepto de “amor al prójimo” para entenderlo a la perfección; una introspección sería lo mejor, así se podrían reconocer límites y tener un marco con información valiosa acerca del porque el procrear es necesario.
Reitero, las mujeres no son solamente un medio, somos emprendedoras, fuentes de conocimiento, autosuficientes y 100% capaces de cumplir todo aquello que nos propongamos.
Servir para Amar/FBMilenarios21.
<<Artículo original sin modificaciones>>