En muchas ocasiones no sabemos distinguir si tememos o respetamos a una figura de autoridad, muchas veces en el ambiente laboral existe la figura del patrón o jefe, que en muchos casos no sabemos de dónde viene su autoridad.
¿Por qué no somos capaces de diferenciar estas palabras?
La respuesta está en el cómo somos educados, esta cultura que en muchas casas nos hace aprender por medio de una violencia física, psicológica, entre otras formas que hoy nos hace pensar sí de verdad queremos o tememos a nuestros padres. El hecho de que no sepamos o no tengamos la capacidad de diferenciar miedo de respeto no es culpa de nuestros padres ni culpa de nosotros mismos, es a consecuencia de una sociedad que no se ha dado el tiempo de pensar para poder diferenciar.
En la familia somos educados por medio de un estímulo respuesta, por ejemplo: te portas bien, sacas buenas calificaciones, hay un premio o al menos no hay una sanción, pero si cometes algún error, te portas mal, sacas malas notas, ahí sí, asegúrate que de una u otra forma va a haber una sanción. Esto se proyecta al ambiente laboral dónde debes de cumplir con un trabajo, con tus responsabilidades, pero si cometes algún error donde inclusive por el simple y sencillo hecho de no caerle bien a tu jefe puedes recibir una sanción que puede llegar a un despido.
En esto hablamos de temor, pero en qué momento nos damos cuenta de que realmente respetamos algo, en qué momento te das cuenta de que realmente aprecias algo, a tal punto que lo tienes que permitir qué se realice o se lleva a cabo.
Se define como respeto: “Consideración, acompañada de cierta sumisión, con que se trata a una persona o una cosa por alguna cualidad, situación o circunstancia que las determina y que lleva a acatar lo que dice o establece o a no causar ofensa o perjuicio”. Se nos hace pensar cómo actuamos por miedo o respeto, a modo de vista personal puedo decir que sí, actuamos por miedo miedo a este castigo, a esta represión, a la ignorancia, miedo al abandono.
La salud emocional en estos momentos pende de un hilo, no nos podemos alejar de la salud física, ni mucho menos de aquello que nos hace sentir superiores a los demás, a tal grado, que nos atrevemos en muchas ocasiones a ser humillados sobajados inclusive físicamente por el hecho de que nosotros queremos un poco de ese miedo al que llamamos respeto.
¿Qué nos hace falta en este tiempo?
Las nuevas generaciones de las que muchos no esperaban nada, lo están dando todo, día a día viven rompiendo paradigmas que durante años fueron socialmente aceptadas como correctas, estas han decidido dignificar ante todo a su persona que conoce respeta y exige este mismo respeto por su trabajo, aunque no niego que existen muchos casos en los que se exigimos más de lo que damos. Estas nuevas generaciones han decidido dignificar a su persona, optar por una salud mental antes que quedar bien con otros, con un jefe y lo digo bien, un jefe y un líder que los hace estancarse, y buscamos ante todo un crecimiento personal para así alcanzar algo que a mí me gusta decir plenitud.
Les invitó ante todo a romper este miedo al decir con respeto no estoy de acuerdo, porque al hacerlo con inteligencia podemos ser agentes de cambio. Cómo agentes de cambio podemos crear conciencia en personas que uno se llegue a decir que nunca van a cambiar, porque ellos como nosotros vivieron lo mismo o cosas peores, pero debemos entender qué el ser humano es un ser cambiante adaptable y sociable, y esto nos hace y nos obliga a mejorar a cambiar constantemente.
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