Después de comer y hacer el ritual a San Antonio en el rincón de las solteronas del restaurante "San Miguelito", nos dirigimos al cine como cada jueves. El Golf blanco iba a vuelta de rueda, en el estéreo sonaba "Toxic" de Britney Spears, la tarde era serena y podíamos percibir el aroma de los árboles de la Av. Camelinas. Tomamos la lateral, mi hermana Zugey manejaba mientras Nicole y yo contemplábamos el paisaje. Una veterinaria nueva llamó mi atención ¡un mono araña colgándose de rama en rama! su nombre: "Robin Haus. Animales de Compañía. Animales Exóticos".
Hacía dos años que Jessica se había ido al paraíso de las mascotas y yo tenía la idea de comprarle a Nicole una perrita Yorkshire Terrier para que crecieran juntas y que no estuviera tan sola. Zugey se detuvo en el negocio, pasamos y nos recibió el veterinario Luis, muy amable, nos ofreció el mono araña que tenía ahí o si preferíamos un chimpancé o mandril. Nicole le dijo: -Yo quiero una Yorkie-. El doctor Luis se dio la tarea de conseguirla, porque no había esa raza en Morelia.
Llegó el gran día, las tres fuimos por ella ¡era la perrita más preciosa del mundo! Parecía una lobita miniatura y muy coqueta con sus moños color lila. Nos enamoramos de ella en ese instante. Le llamamos Anubis, pero le decíamos Annie todo el tiempo.
La hermosa Annie, codiciada y llamativa, llegó a nuestras vidas para darles color. Era divertido verla alzar sus patitas delanteras para saludar, meter una pata en el bowl para cerciorarse que tuviera agua, besar sus pertenencias, correr como una bala por toda la casa, destrozar una sala entera, arrancar las etiquetas de la ropa, rasgar servilletas, jugar con sus muñecas Canelita, Kayla, Britney, Courtney y las Friditas, entre muchas cosas más. Tenía también una graciosa pelota naranja que lanzaba al aire con la nariz.
Cuando iba a estética, Mario el ayudante de Robin Haus, la sacaba a dar la vuelta con otros animalitos y solían hacer círculos como si fuera una pandilla de diversas especies. Él los juntaba en la esquina de la tienda después de los paseos y un día se pegó un chicle en una patita como evidencia de sus reuniones ¡puppy!
Paseábamos con ella en el coche o metida en una bolsa cuando íbamos a algún sitio, o parada en dos patas apoyándose de la cintura de mi hermana. Fuimos cómplices de muchas aventuras, infinidad de anécdotas, buenos y malos momentos, miles de fotos, viajes a Cancún, San Miguel de Allende, Los Cabos, al Hotel California de Todos Santos donde fue muy feliz.
Hablar de Annie es hablar del amor incondicional más puro y sincero que puede existir en este mundo. Una gran amiga y excelente compañera. Nos defendía de malos espíritus con su luz, siempre alerta porque era un ángel de Dios que vino a traer alegría y mucho amor a nuestras vidas. Era un miembro más de la familia, así la vimos siempre. Solíamos sentarnos frente a la tele y veíamos la serie Supernatural hasta terminar dormidas, ella se desplomaba y descansaba para seguir con sus travesuras al día siguiente.
Tenía cuatro tonos de pelo, patitas rizadas con olor a popcorn, ojitos almendrados, nalguitas paraditas, un tattoo al lado de su pancita rosita y microchip para identificarla. De carácter noble y decente, con su pureza, humildad y lealtad benevolente, adivinamos que Dios la envió para acompañarnos en este mundo tan terrible.
Mi Annie, mi ángel, la perrita de mi Nicole que quiero tanto. Es extenso hablar de todo lo que hacía, diariamente era algo nuevo. Solía tomar la posición de la esfinge de Giza, alerta siempre ante cualquier ruido o situación fuera de lugar, su ladrido agudo que estrenó un domingo por la tarde por una botella de refresco, la seguiría por siempre. Conoció al pez Alfa que nos acompañó por dos años, ambos bailaban al ritmo de "Música y Baile" de Burdhel. Dijimos adiós al pez betta azul eléctrico con "Ciudades de Noche" de Rubytates.
Hace cinco años, Annie presentó problemas del corazón, del útero y un quiste, subió de peso, sus ojos se tornaron grises y su vista borrosa. El Dr. Eliseo la atendía. Este 22 de enero una mariposa blanca se posó en el aloe que está en el primer piso de mi casa, la inquieta y siempre curiosa Annie la observaba desde el segundo con su característica postura de soldadito, le tomé una foto. Minutos más tarde colapsó, todo fue sufrimiento a partir de eso. Un espacio en el cielo se abrió para recibirla el 4 de febrero.
Valiente Annie, hoy sería tu cumpleaños número 16, estarías caminando, bailando, besando todo lo que amabas al ritmo de "Kiss Me More" de Doja Cat. Gracias por el caleidoscopio de alegría. Gracias por todo, Annie.
Dedicado a todos los perritos del mundo. Recuerda valorar cada instante y llevar a tus mascotas a revisiones veterinarias completas de forma periódica.
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