Cuéntanos tu experiencia a través del HT: #HábitosPostpandemia.
A manera de continuación del artículo anterior (Hábitos Postpandemia parte 1), mismo que puedes encontrar en nuestras redes sociales, quiero continuar con estos nuevos hábitos o experiencias que la pandemia nos dejó. En la primera parte, les detallaba una experiencia “productiva” en el sentido de que me inscribí al gimnasio y empecé a comer más sano. Sin embargo, soy un joven adulto confundido e indefenso, susceptible a también caer en malos hábitos y cometer errores, en este espacio, quiero abordar esa otra cara de la moneda.
A quien no le ha saltado en alguna página un anuncio de fulanita casa de apuestas, estos anuncios con molestos y hacen spam. No falta el anuncio rojo, que patrocina a la mitad de los equipos de futbol de la liga nacional, cuyo nombre no mencionaré para no dar promoción. El punto, es que, en una de esas, como seguidor regular del futbol me dije “es obvio que el equipo sultanito, le gane al equipo merenganito, ¿y si apuesto al resultado mas claro?” Acto seguido, hice la transacción a una casa de apuestas, metí el ticket y gané. Sino mal recuerdo, fueron como $3000.00 MXN que me llevé por el resultado de un partido de futbol. Entonces, empezó el problema, porque me dije “vaya, esto no es tan complicado, es dinero fácil”, error.
¿Si notaron que utilicé la palabra “obvio” para mi primera apuesta como argumento para empezar a apostar? Resulta, queridos lectores que, en las apuestas deportivas, la obviedad es caprichosa. Equipos que van en el último lugar de la tabla, le ganan al primero. Equipos de tercera división le ganan al equipo de primera. Equipos donde sólo uno de sus jugadores vale más que el equipo completo contrario, pierden.
Dentro de este mundillo (y lo digo así porque hay muchas personas que incluso a eso se dedican, a apostar), hay un sinfín de grupos en redes sociales, apostadores compulsivos, ludópatas (sin ser diagnosticados oficialmente, claro) e incluso existe una figura llamada “tipster”. Hablando de este último, resulta que un sujeto aparentemente es “bueno” apostando, le haces llegar un pago mensual y él te compartirá sus “picks”, ósea las apuestas que él hace para que tu también ganes.
Me desconocí apostando en partidos de las islas de no sé dónde, de terceras divisiones, en deportes que ni me queda claro como funcionan todavía. Al final, estoy seguro que perdí más de lo que gané. No cientos de miles, pero si algunos miles, una consola de videojuegos si me hubiera podido comprar.
Me alejé del medio, pero admito que si es adictivo. Comprendo mejor ese tema de que las apuestas y juegos de azar pueden ser un problema. Porque hay de dos, o te dices “oh, me va bien, puedo seguir ganando, que fácil es” o bien “no hay bronca, esta se pierde, pero a la siguiente me recupero”.
En conclusión, mejor ni le muevan. Supongo que esta situación aplica para otro tipo de actividades donde hay apuestas, pero por lo general se habla del medio deportivo.
Al día de hoy, sigo apostando, pero ya no con regularidad, sino esporádicamente. Ya no cientos o miles, trato de que sean dos cifras por ticket.
En tu caso, cuéntanos, ¿Cuáles son tus nuevos #HábitosPostpandemia? Escríbenos en cualquiera de nuestras redes sociales, nos gusta mucho leerlos.
Vayan en paz hijos del nuevo milenio, he concluido.
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