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Luis Enrique Mora Aldama

Hábitos Postpandemia (Parte 1)

Cuéntanos tu experiencia a través del HT: #HábitosPostpandemia

Con el ya trillado “a partir de la pandemia” se presenta un fenómeno interesante en una fracción significativa de la población. Resulta que, como adolescentes y jóvenes adultos, si podemos “aprender nuevos trucos” o volver a redescubrirnos, esto en un margen productivo (en no tan productivo lo dejamos para la siguiente publicación). Aprendimos a usar mejor algunas redes sociales, nos dedicamos a la repostería, escribir, cultivar nuestras amistades o a nuestra familia. Hicimos deporte o decidimos comer un poco mejor para no seguir subiendo de peso por estar encerrados.



En mi caso, me adentré al mundo del fisicoculturismo (ósea de la vida fit, ósea que empecé a ir al gym, ósea sólo porque me estaba poniendo obeso), perdí unos kilos en el camino y de paso se me hizo hábito asistir al gimnasio con regularidad. Así mismo, empecé a comer con un poco mas de conciencia y probe la experiencia de ser vegetariano por medio año. Como sujeto que no concibe un platillo después del medio día sin carne, pollo o pescado, el sostenerme con vegetales y derivados como lácteos o huevo, fue todo un reto. Ahí entendí parte del orgullo de esa gente que a cada rato postea que es vegana, que el maltrato animal y que la vrg. Porque alch si cuesta un huevo, y como para que sólo tu sepas que lo sufres, pues no.

Como persona foránea, he tenido que sobrevivir con mis propias creaciones culinarias, mas me vale que todo sea comestible o tenga un sabor decente, porque de lo contrario, quien se lo termina comiendo, soy yo, y si de plano no pasa los criterios básicos, el que se queda sin comer, otra vez su servidor. Cuando me inicié en el capricho de ser vegetariano, me di cuenta que alrededor del 90% de lo que comía después del medio día, llevaba algún tipo de carne. Probé con soja, de verdad lo intenté, pero no pasaba, por más que fuera texturizada o con sabor a carne, en albóndigas o en ceviche, en realidad no se le parece, sólo terminé por confirmar que la soja no esta en mi top. Acto seguido, me inicie en las recetas vegetales. La ensalada de lechuga no sabe tan rica como se ve en las fotografías.

Viéndome batallar un poco con los vegetales, me aferré a los alimentos con derivado animal como lo son: huevo, leche y queso, en todas sus presentaciones. Aquí me preguntaba, si en mi experiencia, esto ya es un martirio, ¿Cómo rayos sobreviven las personas veganas? Quienes van un poco más allá y no consumen ningún derivado animal. Otra vez, entiendo mejor el mame que se cargan en las redes, lo tienen que presumir.

Un buen día, llegué a casa después de estar fuera unas semanas, vi el asador al rojo vivo, carne recién cocida y otra por salir de la parrilla, pollo, salchichas para asar, salsa, costillas, guacamole, refrescos en el congelador, cebollas, papas, y todo eso expedía un aroma seductor. Aquí les pregunto, ¿Qué habrían hecho ustedes?

El punto al que quiero llegar, es que la pandemia no sólo nos enseñó que somos efímeros, sino que es posible redirigir nuestros esfuerzos, probar nuevos estilos de vida, entender mejor a otros grupos de la sociedad, cocinar diferente, explorar…

El gimnasio se quedó, eso de no comer carne se lo dejo a los extremistas.

Un gusto escribir para ustedes una vez más, no dejen de seguirnos y mandarnos sus mensajes en nuestras redes sociales. En el próximo artículo, hablaré de lo que no estuvo tan chido experimentar.

Vayan en paz hijos del nuevo milenio, he concluido.


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