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Expectativas

  • Amiie Aguirre
  • 16 ene 2022
  • 2 Min. de lectura


- Y entonces, cuando miré sus dulces ojos, supe de inmediato que era el amor de mi vida.

Por experiencia propia no me cabe la menor duda que ilusionarse a lo loco es tan real como la lluvia de agosto. Como seres humanos dotados de emociones y sentimientos tendemos a crear ilusiones muy cabronas sobre personas y situaciones, pero ¿A quién no le late fuerte el corazón cuando encuentra algo que le proporcione sensaciones de felicidad?

Considero que las expectativas (ilusiones) nacen como parte del acondicionamiento social y de la idea romántica de encontrar la perfección. Desde siempre nos hemos llevado un trancazo bien dado cuando la realidad nos golpea de frente. Ahí andamos llorando por cada rincón cuando las cosas no salen como uno lo espera ¿Quién nos manda ilusionarnos? Exacto: nadie.

Pongamos atención en uno mismo, en lo que somos, en como reaccionamos a los estímulos, cómo creamos altas expectativas (no solo románticas) de todo lo que nos rodea. Siempre tendemos a esperar que se cumplan con ciertas cosas que están dentro de nuestro criterio sobre lo que es correcto o mutuo. Ya lo dijeron muchas sabias personas: entre más alto es el pedestal, más dura es la caída. Aprendemos sí, pero nos toma por lo menos unas tres o cuatro veces en promedio darnos cuenta de que somos nosotros mismos los que soñamos tanto, que perdemos de vista la realidad. Idealizamos al chico, a la chica (cuando nacen los amores platónicos) al amigo, al cuate que daría todo por nosotros, a nuestra familia que nos defendería y cuando no sucede lo que queremos… bueno, ya saben dónde duele.

Tomar control de las emociones y saber que no todo es color de rosa, ayuda mucho a no permitirnos sufrir demasiado por cosas que, honestamente, jamás estarán bajo nuestro control y por ello me refiero a lo que no pertenece a uno mismo, como los sentimientos, emociones y manera de actuar de los demás. En nuestro caso, hay que tomar el toro por los cuernos y hacernos responsables de lo que deseamos que parezca, sea o se haga, muchas veces no será así. La decepción, siempre formara parte de la vida.

Recordemos que todos somos diferentes, tanto habrá buenas personas, como personas que no tengan claro lo que quieren o lo que necesitan. No se trata de juzgar y vivir a la defensiva. O por haber vivido decepciones cerrarse a la idea de que todos somos iguales. Formar una barrera impenetrable y vivir con temor. La vida no siempre será justa y no por eso es mala. Hay que disfrutar al máximo cada segundo. Hay que buscar la felicidad en las pequeñas cosas, dentro de uno mismo e ir adelante, siempre adelante.

No digo que no se ilusionen, solo les recomiendo mantener los pies en la tierra y saber que, por muy bueno que se vea, quizá, solo quizá, no será como tú lo deseas.

Se feliz, cuídate mucho, come frutas y verduras.

Hasta la próxima.

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