Lee en sus ojos pasión desenfrenada, palabras de la boca al oído se desatan, escribe caricias en forma de alabanza, no le basta con querer, sueña poesías para el alma. La saliva es tinta y su piel el lienzo, borrando memorias de amores pasajeros, ojos en blanco alimentando sus deseos, volviendo el orgasmo musa, y el sexo casual acto poético.
Liz Lache
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