Cerca está tu partida
que ya no recuerdo tus ojos de rocío.
Cuando te hayas ido todo morirá,
mientras el cielo se despejará.
No te marches, cariño mío,
no te lleves la fragancia del rosal,
deja un poco para hacerte un altar,
que mi amor por ti jamás dormirá.
No habrá amante más fiel
que luche contra el ángel de la muerte,
que haga alianzas con lo invisible
por ver en tu rostro el gesto más feliz.
Ten presente que no soy yo quien te implora
es mi escuálida alma que atesora,
el dulce sonido del amor
y la fiesta de las golondrinas en la flor.
Si no hay vuelta atrás
déjame tus labios besar,
guardar su sabor en un cristal
como mi eterno manjar.
Si Dios tiene piedad
y nos volvemos a encontrar
no dudes, cariño, que el extinto surgirá
y las aves cantarán. El amor despertará.
Briseida Pacheco
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