Hace 2 años y medio aproximadamente, en uno de esos días en los que el cabello de una chica suele ser por muy lejos la mejor versión de sí mismo, en donde pareciera que la solución pudiera ser una rapada al estilo Britney Spears (Free Britney by the way), andaba yo buscando un sitio que pudiera ofrecerme un corte lo más decente posible.
A estas alturas de la vida y por anécdotas de compañeras de trabajo y de una que otra amiga, sé que no soy la única que después de pedir un despunte ha obtenido desde una buena mochada de cabello, hasta uno que otro quemón con la plancha de cabello.
Con esta descripción estimado lector, entenderás porque andaba yo muy temerosa en la búsqueda del sitio perfecto para hacerme un despunte y es que después de casi 6 meses mi cabello gritaba: ¡HELP!. Caminando preguntaba de aquí y allá por costos y (muy discretamente), me daba a la tarea de observar detenidamente el lugar; ya que en estos menesteres de la belleza no basta un costo sumamente competitivo, el precio no debe estar peleado con la calidad, porque créanme que un mal corte de cabello pudiera no ser lo más desastroso en esta ecuación, una posible infección en el cuero cabelludo se podría derivar al permitir el uso de instrumentos no esterilizados en el proceso de corte.
Fue por esto que recorrí unas cuantas calles [algún lugar en la CDMX] e hice mi inspección de rutina, observando aproximadamente 4 sitios distintos y cuando todo parecía no tener futuro, di con este sitio: “D´Lizz”. Lili, la propietaria del negocio, me convenció inmediatamente con su sonrisa y calidez, supongo que es como cuando conoces a alguien y tu intuición te dice: “esa persona es de buen corazón”. En el negocio había algo que en los otros sitios no percibí, mucha clase, presencia y eso señores, es nato, no se aprende, solamente subsiste con el ambiente y con las personas que lo conforman.
¿Qué pasó después?, tome asiento y mantuve toda mi atención en la manera en que Lili cortaba mi cabello, lo hizo con calma, sumamente despacio y sin jalar de más (lo que con un estilista se agradece en verdad); quede tan contenta con mi despunte, ¡que si fue un despunte!, que decidí indagar en la gama adicional de servicios ofertados en D´Lizz y cuando me explicó que también hacía uñas, decidí intentarlo, todo pese a que llevaba yo más de 10 años sin ponerme algo en las manos (sí, muchas malas experiencias previas).
El resultado y calidad que vi en el acabado final, fue extraordinario en niveles que no me es posible describir, la elegancia e impresión que dio a mis manos su diseño me dejaron sumamente contenta y decidí que no sería ni la primera ni la única vez que me daría el tiempo de retocar mi nueva imagen.
Al tomar cada cita, pude ser testigo del amor que Lili imprimía en cada cosa que creaba, ajustándose a la perfección a las exigencias de todas sus clientas, pero sin dejar de lado su sello tan característico y de alta calidad que me habían atraído a frecuentar D´Lizz. Al día de hoy Lili se actualiza constantemente y desarrolla cursos para clientas y público en general; ella empodera a mujeres a salir adelante, enseñando las nuevas tendencias de moda en el ámbito de belleza, entre los cursos que imparte está el de automaquillaje, manicure, aplicación de uñas con todos los efectos y claro está de corte y colorimetría.
A través de estos años he conocido varias de sus facetas, desde la cara que da al mundo como una mujer de negocios, sumamente emprendedora y fuerte, hasta la figura de madre, quién pese a cualquier obstáculo ha cimentado unidad, amor y compañerismo con sus hijos, quienes la adoran y saben reconocer lo valiosa que es como ser humano.
Ella es el ejemplo viviente que demuestra que si amas lo que haces, el cansancio no te vence y que puede más el deseo de ser mejor todos los días.
A partir de que la conocí, entendí el porqué de la famosa jerga del estilista, quien se convierte no solamente en impulsor de belleza, figurando como psicólogo, terapeuta y amigo.
Después de todo lo que acabo de relatar estimados lectores, podrán entender lo mucho que lamento ver que ella al igual que muchos generadores de tendencias maravillosas, tengan que cerrar por la necedad de unos cuantos; individuos que piensan que el COVID es una enfermedad inexistente o bien que estamos destinados a enfermarnos, motivo por el cual no vale la pena tomar las medidas de sanidad pertinentes.
Pese a todo esto y a que la situación no pinte del todo bien, sé que pronto volveré a D´Lizz, lista para embellecer no solamente mi apariencia física, también para absorber un poco de sabiduría de su propietaria, mi amiga Lili; quién por cierto es originaria del estado de Guerrero.
Servir Para Amar FB/Milenarios21
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