Querido Lector, es un gusto poder compartir una vez más esta página contigo. Con las campañas de vacunación en marcha, por fin se ve la luz al final del túnel. Parece que fue ayer que escribía aquel artículo sobre cómo ser una generación tecnológica nos daba cierta ventaja para sobrellevar la cuarentena. Como científica, me enorgullece admitir que estoy abierta a corregir mi postura sobre las cosas y en cierta forma la visión que tenía al inicio, en la cual creía que no nos afectaría tanto la pandemia, parece estar del todo incorrecta ahora.
Por supuesto que la tecnología nos ha unido durante este año, eso no lo negaré. Pero nos hemos limitado mucho a nuestro diálogo interno al redactar un mensaje o escribir por redes sociales, tener una breve llamada por Zoom o jugar en línea. Me he dado cuenta que poco a poco, durante el 2020, la cuarentena afectónuestras habilidades sociales.
Cada persona y cada cabeza es un mundo diferente, lo que yo relate ahora no aplicará para todos de la misma manera. Pero ha sido una constante que he encontrado y que silenciosamente llevé a cabo en un experimento social con aquellos que me rodeaban.
Nuestra interacción con otras personas era rutinaria; las reglas de urbanidad, nuestro diálogo, todo conformaba una rutina aprendida y practicada de manera natural e inconsciente. A menos que estudiases el Manual de Carreño, muchas normas de etiqueta social llegaron a nosotros sin darnos cuenta.
¿Qué ocurre si nos aíslan por un año? Si bien no vamos a involucionar, el no practicar esta rutina social merma nuestra interacción. Se nos olvida cómo convivir con otros humanos.
Quizás lo has notado en que ahora no te agrada ver lugares con flujo de personas (como el supermercado), prefieras evitar dialogar con personas a menos que sea necesario o que tú inicies el contacto, que de la nada haya aparecido un tartamudeo o una muletilla al hablar o que sientas que te cuesta un poco más hilar las ideas cuando nunca habías tenido ese problema, ahora te encuentras apático o nada te emociona, le das más vueltas a las cosas o cualquier otro tipo de anomalías en tu forma común de actuar.
Mencioné antes que todos somos distintos, lo anterior es solo un ejemplo. El primer artículo que escribí hablaba precisamente sobre cómo “textear” afectaba nuestra comunicación, creo bastante oportuno hacer referencia a éste justo ahora ya que complementa muy bien lo siguiente: Limitamos la comunicación a los mensajes y esto nos está causando Ansiedad Social y una desvinculación con los demás.
Lo observábamos en el maternal en el que trabajo. Aquellos niños que nacieron en cuarentena o que pasaron su primer año de vida encerrados, o inclusive la etapa de desarrollo neurosensorial más importante entre el primer y el tercer año tienen déficits exponenciales para su edad. Desde un retraso en el lenguaje o inclusive sostenerse en pie cuando deberían tener marcha normal (No fomentaban gatear o desplazarse para evitar el contagio). Esto en menor grado si los niños tenían hermanos mayores.
No podemos culpar a los padres quienes estaban trabajando en sus casas o inclusive fuera, no hay nadie a quien culpar, pero es evidente lo indispensable de la interacción con otros niños en las primeras etapas.
Citando mi artículo “¿Eres de los que llaman o texteas?”: “Nuestra comunicación ha sido reducida al uso de “emojis”, abreviaciones y barbarismos que pueden inclusive prestarse a confusión y que no desarrollan por completo una idea. Por otra parte, la importancia del uso del lenguaje oral y corporal al expresarse no solo facilita la comprensión del mensaje, también estimula los vínculos sociales con el interlocutor, mejora la exposición oral que es indispensable al dar una cátedra o una ponencia, enriquece el léxico, brinda una retroalimentación inmediata y su práctica reduce algunos de los síntomas del Trastorno de Ansiedad Social.”
El COVID-19 no es para tomarse a la ligera, debemos cuidarnos y mantenernos a salvo y en casa. Pero debemos estar preparados para afrontar la etapa de reaprendizaje y adaptación una vez que volvamos a nuestras vidas sin pandemia.
Te deseo la mejor de las semanas y que tu vida esté llena de magia, ¡No olvides dejarnos tus comentarios al respecto en redes! Hasta la próxima.
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