Kevin Salgado
Es muy pronto para preguntar cómo vas con tus propósitos del presente año, pero es el tiempo perfecto para echar un vistazo hacia atrás, a ése inédito 2020, revisar qué hiciste bien o en qué puedes mejorar: ¿Los cumpliste?, ¿por lo menos lo intentaste?, ¿ahora tienes nuevas metas o es que sigues estancado con las mismas? El 2021 ya comenzó y lo siento estimados lectores, pero no se detendrá, así que si tú tampoco quieres parar acompáñame en esta breve lectura y más vale que estés atento, porque te garantizo que este tema te interesa.
¿Por qué escribimos propósitos de año nuevo? Tal vez eres de las personas a las que esto no les interesa y probablemente tengas razón, dicen que definir es limitar y ¿por qué limitarías tu propio potencial y actuar en el mundo definiéndolo en palabras, año tras año? Yo sé que prefieres la “libertad” y que quieres vivir como la gran mayoría de personas; aunque a veces llegues a la concina y no recuerdes ni siquiera a qué ibas ¿no es así?
Siendo sinceros, a veces yo también quisiera esa vida, ir de un cuarto vacío a otro sin la más remota idea de mi propósito en esta tierra, buscando en vano una razón de ser hasta que el gruñido de mi estómago, algún mensaje de WhatsApp (o cualquier otra distracción) me saque de mi memoria, perdón, de mi miseria, lo cierto es que mientras más lo analizo, menos me parece “libertad”, para mí, esto es más como una silenciosa desesperación.
En realidad aunque no lo queramos ver, hay un límite en las cosas que podemos hacer aquí, algún día dejaremos este mundo y ya sea que hayas empleado tus días persiguiendo tu destino o reaccionando a memes de Facebook, esos días son limitados, bien dicen que la vida es como un helado: si la disfrutas se acaba y sino también; y puede que aún con todo esto sigas prefiriendo pasar tus días viendo TikToks y comiendo Sabritas, a final de cuentas eres un ser “libre” y si los días son limitados ¿por qué gastar los tuyos persiguiendo una vaga idea lo que debes ser y hacer en este mundo?
Al final del día puedes seguir eligiendo esta “libertad”, puedes ordenarle a tu cuerpo hacer lo que tu quieras, por más inverosímil que esto parezca, si te dan un martillo tu decides si construir una casa o golpearte en la cabeza, no obstante, quiero que te cuestiones si esto es realmente libertad, sí, puedes hacer absolutamente lo que quieras, por lo menos en tu imaginación, porque aquí estamos sujetos a leyes; físicas, naturales, sociales, morales, entre muchas otras.
Claro, puedes elegir desobedecer cualquier tipo de ley siempre y cuando te atengas a las consecuencias de tus actos: si te golpeas te va a doler, si te cortas vas a sangrar, si matas a alguien irás a la cárcel… estás limitado además, por ese cuerpo de primate que habitas, esa bolsa de huesos de la que emerge tu consiente es más compleja de lo que puedes llegar a creer, tiene sus propios sistemas reguladores, ciclos, necesidades, emociones y sensaciones, el chango que te mueve por el mundo tiene su propio plan dictado por la evolución: perseguir el placer y evitar el dolor.
Aun con todo esto, puedes elegir canjear tu libertad y sugerirle a tu cuerpo que actúe diferente, que persiga los dolores productivos como el ejercicio o el estudio y que se aleje de los placeres destructivos como la droga, en teoría puedes ordenarle a este complejo montón de carne que avance en otra dirección, pero… ¿a cuál? Sin un propósito, amigo mío, eres un esclavo de tus impulsos y aunque no lo creas, las corporaciones más exitosas lo saben, ¿por qué crees que en un Oxxo el único producto que no contiene grasas, azúcares o alcohol son los cigarros? El modelo económico dejó de orientarse al valor y ahora se enfoca en crear placeres y evitar dolores, por lo menos a corto plazo.
Sin un propósito eres esclavo de tus sentidos y de las corporaciones, y aún más, eres esclavo de la realidad, la existencia tiene sus propios planes; el mundo es caótico, tus seres queridos son mortales y hay muchas personas que se aprovecharían de ti apenas se les presente una oportunidad, necesitas de varios profesionales para construir una casa, pero cualquier patán puede destruirla, y aún sin ése patán, el tiempo se encargará de hacerlo, la entropía no descansa, el caos es el estado natural de las cosas y no importa lo terrible que sea la situación, siempre hay algo que podrás hacer para empeorarla.
No te lo tomes personal, pero sin un propósito, tu vida es una tragedia teñida por la maldad, no obstante, cuando conoces tu lugar en el mundo, la tragedia no es en vano, tu propósito ahora vale la pena. Nosotros, los seres humanos, necesitamos de un propósito para ser realmente libres, para seguir un camino, enfrentar con valor los dolores que este nos traiga y evitar los placeres que nos alejen de él. Con una meta clara en el horizonte el sufrimiento se convierte en un reto, te fortalece. Cuando sabes hacia donde vas el camino es toda la satisfacción que necesitas y los placeres que te puede llegar a ofrecer ya no son simples experiencias mortales, son la prueba irrefutable de que la vida tiene significado.
Ahora, ¿podemos hablar de los propósitos de este año? Cuéntanos qué opinas sobre de la importancia no sólo de los propósitos de año nuevo, sino de las metas en general. Escríbenos en: Facebook: M21, Twitter: M21, Instagram: M21.
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